El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las conexiones cerebrales, viéndose afectadas las capacidades cognitivas, y que provocan alteraciones psicológicas y conductuales. Es el tipo de demencia más común. Es de origen lento que va evolucionando en varias fases: inicial, moderada y avanzada.
TIPOS DE TRATAMIENTOS:
Tratamiento farmacológico: conjunto de fármacos para abordar algunos síntomas.
Terapias no farmacológicas: son el conjunto de estrategias encaminadas a mantener las capacidades cognitivas y/o disminuir los síntomas.
CONSEJOS BÁSICOS:
¿Cómo convivir diariamente con la enfermedad de Alzheimer?
- Establecer rutinas diarias: alimentación, aseo, descanso, actividad.
- Marcar horarios estables y regulares.
- Estimulación cognitiva y sensorial según la fase: mediante actividades, ejercicios y tareas que sean de interés, sencillos y de disfrute.
- Acompañar con paciencia y empatía: tono amable, contacto físico, animar en lugar de insistir.
¿Cómo abordar los cambios psicológicos y conductuales en el Alzheimer?
Las personas con Alzheimer pueden presentar algunos síntomas psicológicos relacionados con el estado de ánimo: depresión, ansiedad y apatía; y cambios conductuales como la agitación, agresividad, irritabilidad, inquietud, gritos y deambular errático. Estos síntomas pueden dar lugar a situaciones muy desafiantes.
- Síntomas psicológicos:
- No insistir para que se anime ya que puede sentir incomprensión, ser contraproducente y empeorar el estado de ánimo.
- Evitar las situaciones tensas y las discusiones.
- Responder con afecto y evitar razonar.
- Contacto físico si es posible.
- Dar comodidad, seguridad, y simpleza en el entorno.
- Intentar estimular con pequeñas actividades o tareas, observando si son de disfrute y si es posible su realización, sin presionar. Si realiza una tarea poco tiempo, felicitar y no insistir más.
- Si no le apetece hacer alguna actividad, dejarlo estar y buscar otros momentos más propicios.
- Síntomas conductuales:
- Dar apoyo y compañía. Evitar el aislamiento, invitando amablemente a participar en reuniones y actividades.
- Ajustar las tareas y actividades a lo que pueda realizar para no generar frustración;
- Transmitir sensación de tranquilidad; Reaccionar con calma y no alarmarse para no aumentar el nerviosismo.
- Observar y atender a las condiciones de comodidad.
- Hablarle lento y claro, pausado, frases cortas y sencillas.
- Dar un mensaje cada vez, sin demasiadas preguntas. Repetir si es necesario, sin insistir.
- Cuando la persona cuidadora está cansada o nerviosa, es mejor esperar a otro momento para comunicarse; evitar transmitir enfado, malestar o gritos.
- Integrar en las conversaciones si es posible, intentando hacer entender con contacto físico y visual
Recomendaciones básicas para las personas cuidadoras:
- Solicitar asesoramiento especializado: personal sanitario, trabajadoras/es sociales, apoyo psicológico, asociaciones.
- Autocuidado: buscar apoyos, recursos y ayudas; descansar; actividad física y alimentación saludable; distracción, desconexión y disfrute.
- Participar en grupos de apoyo con otras personas cuidadoras, como el proyecto “Tren de la Felicidad” de Acufade.
Realizado por: Sabrina Pérez, psicóloga de ACUFADE.
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